En «Puntero izquierdo», Benedetti ofrece la visión del futbolista abrumado por su situación laboral y por tanto enfrentado a una grave inestabilidad económica. Un hombre joven, perteneciente a un club menor, que justamente ha de jugar contra un equipo de prestigio. Los directivos de este club poderoso se acercan a él para convencerlo de que su equipo no debe ganar el partido, que significaría el ascenso a la categoría inmediatamente superior, porque no está en condiciones de mejorar de nivel. Y que por lo tanto lo que corresponde es colaborar para que quien gane el encuentro sea el equipo rival. Hay naturalmente una recompensa : un trabajo superior al que tiene, y en el que no está nada seguro por haber intervenido anteriormente en alguna huelga. El joven futbolista se deja tentar por ese premio tan apetecible que lo alejará de la angustia de no poder ver claro su futuro y acepta el trato.
La desgracia para este futbolista se produce a partir del momento que marca el gol, pues el equipo contrario no atina a lograr el empate y pierde el partido. La emoción recorre a los diez compañeros del puntero izquierdo, quienes lo abrazan, felicitan y aplauden. Y él envuelto en esa atmósfera festiva olvida su compromiso, está convencido de que quienes quisieron sobornarlo comprenderán que no le ha sido posible cumplir, porque las circunstancias jugaron en su contra. E, incluso, su inocencia lo lleva a pensar que el doctor Urrutia, quien le ofreció la recompensa de un buen trabajo, entenderá que durante todo el tiempo anterior al gol él había hecho todo lo que le dijeron, en consecuencia perdonarán el gol que ha significado el triunfo para el equipo pequeño y la derrota para el club de prestigio.
Para más información visite la página web: http://www.rebelion.org/cultura/030815benedetti.htm
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